Escenarios dispares, como Londres, Nueva York o Buenos Aires, configuran el marco en el que se ubican estos relatos, enhebrados por una voz femenina que, en primera persona, registra con minuciosidad rostros, sensaciones, climas, diálogos.
Actrices, bailarinas, pintores y sus menudas -o densas- historias aparecen narradas a la luz del recuerdo o de la anécdota en un tono menor y coloquial. Asimismo, los sueños, los recuerdos de infancia y adolescencia, y una investigación llebada a cabo en Londres por la narradora, tras las huellas de un tío socialista y suicida cuya familia había sido víctima del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, hallan también cabida en estos escenarios, donde se entrecruzan viajes, cartas, llamadas de larga distancia.
