“La presente década marca, sin duda, la madurez creativa de Eduardo Rovner. A este periodo pertenecen las cuatro piezas presentadas en este volumen, en las que se advierte un autor para quien el texto dramático implica una multiplicidad de situaciones creativas.
Volvió una noche(1990: Premio Casa de las Américas 1991, Premio en el Concurso Alberto Candeau, organizado por la Intendencia de Montevideo y Premio Florencio al Mejor Espectáculo de 1993 de la Crítica Uruguaya) y Compañía (1990: Premio de la Municipalidad de Buenos Aires)implican un todo humorístico y sentimental, en el que, con el objeto de desarrollar la acción, domina la sátira simpática, resuelta con un significativo desenlace en el que los protagonistas logran concretar una relación de intenso compromiso afectivo.
Cuarteto (1991: Premio Argentores 1991), es una productiva recreación de Concierto de aniversario (1983) que acrecienta con sus amplificaciones la acción dramática y aclara la significación del original: un profundo cuestionamiento al autoritarismo.
Lejana tierra mía(1992), es un amoroso y por momentos áspero encuentro personal, una honda reflexión, por un lado sobre la posibilidad de establecer con los otros un vínculo real, que consiga vencer la superficialidad de nuestros encuentros cotidianos, y por el otro, acerca de la imposibilidad y la necesidad de utopía.
En todas podemos encontrar que, con las mismas constantes semánticas y a partir de una tesis realista implícita en el desarrollo dramático, surge la convicción de que la solidaridad humana es el valor más importante a defender en medio de una sociedad que prohija, de manera suicida, el culto al individualismo más despiadado.
En Cuarteto, Rovner, que es un moralista, apela al humor negro y absurdo para dejar al descubierto la infracción social. En las restantes obras, impone un peculiar “mundo dramático sentimental”, modulado siempre por el humor. Al mismo tiempo, permite apreciar que ese “mundo” se construye a partir de una especial sensibilidad para manejar las distintas formas teatrales.”
Osvaldo Pellettieri